"El gran interrogante que nunca ha sido respondido y que aún
no he podido responder, a pesar de mis treinta años de investigación en el alma
femenina es: ¿qué quiere una mujer?"
A Marie Bonaparte
"El primer paso en la fase fálica... [es] un descubrimiento
trascendental que las niñas pequeñas están destinadas a hacer. Observan el pene de un hermano o un compañero de
juegos, sorprendentemente visible y de grandes proporciones, lo reconocen en
seguida como el complemento superior de su propio órgano pequeño y discreto, ya partir de
entonces son víctimas de la envidia del pene...
[En cambio] , cuando un chiquillo obstrva por primera
vez la región genital de una niña, empieza por mostrar irresolución y falta de
interés... No es hasta más adelante, influido por alguna amenaza de castración, cuando la observación cobra importancia para él... y le obliga a creer en la
realidad de la amenaza de la que hasta entonces se había
reído. Esta combinación de circunstancias conduce a dos
reacciones que pueden determinar permanentemente las
relaciones del muchacho con las mujeres: horror a la criatura mutilada o exultante desprecio hacia ella...
La niña se desarrolla de un modo distinto. Juzga y toma
su decisión en un instante. Ha visto eso, sabe que ella no lo
tiene y desea tenerlo.
A partir de ese punto se bifurca lo que ha sido denominado complejo de masculinidad de las mujeres... La esperanza de conseguir algún día un pene a pesar de todo y ser
como un hombre persiste hasta una edad increíblemente
tardía y puede ser motivo de las acciones más extrañas y,
por lo demás, inexplicables Así, una niña puede negarse a aceptar el hecho de
estar castrada... y posteriormente verse obligada a comportarse como si fuese un hombre.
Las consecuencias psíquicas de la envidia del pene son
diversas y de largo alcance. Cuando una mujer es consciente de la herida sufrida por su narcisismo desarrolla, como
una cicatriz, un sentido de inferioridad. Cuando ha superado el primer intento de explicar su falta de pene como
un castigo personal y se ha dado cuenta de que el carácter
sexual es universal, empieza a compartir el desprecio sentido por los hombres
hacia un sexo que es inferior en un aspecto tan importante"
Algunas consecuencias psíquicas de la distinción
anatómica entre los sexos
"Podéis considerarlo un ejemplo de injusticia masculino si
afirmo que la envidia y los celos juegan un papel todavía
mayor en la vida mental de las mujeres que en la de los hombres"
Feminidad
"Incluso después de que la envidia del
pene haya abandonado su verdadero objeto, sigue existiendo: por medio de un
fácil desplazamiento persiste en el rasgo del carácter llamado celos. Por supuesto, los celos no se limitan aun solo sexo...,
pero opino que juegan un papel mucho más importante en la vida mental de las
mujeres que en la de los hombres, y
ello se debe a que están enormemente reforzados desde la
dirección de una envidia del pene desplazada...
No puedo soslayar la idea, aunque no la exprese sin vacilación, de que para las mujeres el nivel de lo éticamente
normal difiere del de los hombres... Los rasgos del carácter
que los críticos de todas las épocas han señalado en contra
de las mujeres (que muestran un sentido de lajusticia inferior al de los hombres, que están menos dispuestas a someterse a las grandes necesidades de la vida, que están influidas más a menudo en sus juicios por sentimientos de afecto
u hostilidad), todo esto explicaría ampliamente la modificación en la formación de su superego que ya hemos inferido. No debemos permitir que las negativas de las feministas, ansiosas de obligarnos a considerar ambos sexos como
totalmente iguales en posición y valía, nos desvíen de tales conclusiones"
Algunas consecuencias psíquicas de la distinción
anatómica entre los sexos
"Existe una relación especialmente
constante entre la feminidad y la vida instintiva que no queremos pasar por
alto. La supresión de la agresividad de las mujeres que se les ordena
constitucionalmente y se les impone favorece el desarrollo de potentes impulsos
masoquistas que, como sabemos, logran trabar eróticamente las tendencias
destructivas que han sido desviadas hacia dentro. Así, el masoquismo, como
dicela gente, es realmente femenino. Pero si, como suele ocurrir, tuno observa
casos de masoquismo en hombres, ¿qué puede decir sino que esos hombres exhiben
unos rasgos muy claramente femeninos?"
Feminidad
"Eso de enviar a las mujeres a que
luchen por la vida exactamente como los hombres es realmente una idea nacida
muerta. Por ejemplo, si imaginara a mi dulce muchacha como una competidora,
acabaría diciéndole... que le tengo mucho cariño y le imploro que se retire de
la lucha para dedicarse a la actividad tranquila y no competitiva de mi hogar.
Es posible que los cambios en la educación puedan suprimir todos los atributos
tiernos de la mujer... y que ésta se gane la vida como los hombres. También es
posible que en ese caso fuese injustificable lamentar la defunción de lo más
delicioso que el mundo puede ofrecernos, nuestro ideal de feminidad. Creo que
toda acción reformadora en la legislación y la educación se desmoronaría ante el
hecho de que, mucho antes de la edad en que un hombre puede ganarse una posición
en la sociedad, la naturaleza ha determinado el destino de una mujer por medio
de su belleza, su encanto y su dulzura. La ley y la costumbre pueden dar a las
mujeres mucho más de lo que se les ha rehusado, pero la posición de las mujeres
será con seguridad la que es: en la juventud una criatura adorada y en los años
maduros una
esposa amada..."
Carta a su prometida
"El efecto de la envidia del pene
contribuye además a la vanidad física de las mujeres, puesto que inevitablemente
valorarán mucho más sus encantos como una tardía compensación por su
inferioridad sexual original. La vergüenza, que se considera una característica
femenina por excelencia...,tiene como objetivo, a nuestro parecer, la ocultación
de una deficiencia genital... Parece que las mujeres han hecho pocas
contribuciones a... la civilización, pero existe una técnica que ellas han
inventado, la de trenzar y tejer. Si esto es así, nos sentimos tentados a
suponer el motivo inconsciente de ese logro. La misma naturaleza parece haber
proporcionado el modelo que imita este logro al producir el crecimiento en la
madurez del vello púbico que oculta los genitales... Un hombre de unos treinta
años parece un individuo juvenil y en cierto modo poco formado..., pero a menudo
una mujer de la misma edad nos alarma por su rigidez e inmutabilidad. Es como si
todo el proceso ya se hubiera desarrollado en su totalidad y en lo sucesivo sea
refractario a cualquier influencia, como si, realmente, el dificil desarrollo
que conduce a la feminidad hubiera agotado las posibilidades de la persona
interesada"